EL ORIGEN DEL CASTELLANO.
El castellano tuvo su origen en Cantabria, a partir de la evaluación del latín que allí se hablaba. Poco a poco, fue imponiendose a otros dialectos hablados en tierras leonesas, riojanas, navarras y aragonesas, los cuales, a la vez que, prácticamente desaparecían, dejaban sus huellas en el castellano.
A medida que la Reconquista avanzaba, el castellano fue difundiéndose hasta llegar a los territorios del sur ocupados por los árabes, de modo que absorbió también al mozárabe, que desapareció a finales del siglo XIII.
Al principio, el castellano era solo un idioma hablado; para escribir se utilizaba el latín. No obstante, ya en el siglo X surgen las primeras manifestaciones escritas de la lengua castellana. Son las famosas glosas silenses y glosas emilianenses, llamadas así por los monasterios (de Silos y de San Millán), en que fueron encontradas. Las glosas son traducciones de algunos vocablos en los márgenes de los textos latinos para facilitar así su lectura.
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